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La danza oriental. Fragmentos de su historia

Los orígenes

Clases danza oriental en chiclana

La danza oriental nos llega como un legado de la evolución de los bailes más antiguos del mundo. Hoy día es uno de los más diversos; de hecho, detrás del término se encuentran varios estilos, procedentes de diferentes países, que a veces comparten algunos rasgos comunes y que tienen orígenes tan remotos como exóticos.

Algunos investigadores relacionan la danza oriental con los ritos religiosos prehistóricos, ceremonias para propiciar la fertilidad. 

No sabemos con certeza cómo eran las danzas en la Antigüedad, tampoco ha ayudado que durante mucho tiempo  los historiadores evitaran fijarse en el papel de las mujeres en estas sociedades. Pero algunos antropólogos y arqueólogos empezaron a cuestionar esta manera de mirar la Historia en la que la mujer era un elemento secundario.

Las mujeres eran quienes daban a luz, y las que alimentaban a los recién nacidos. Era lógico pensar que si eran las únicas que tenían el poder de reproducir se creyera que la magia fluía por sus venas.

En los dibujos de las paredes de las cuevas y en las figurillas de barro se nos muestran diosas de formas mucho más amplias que la estética ideal de la actualidad, encontramos las primeras muestras de que bailar era ya entonces una parte más de la sociedad.

Estas imágenes abundan en el este de la cuenca mediterránea, el lugar donde se encuentra la cuna de la civilización y, en consecuencia, de la danza.

Tal y como conocemos hoy en día, la danza oriental fusiona muchos elementos, como los propios de la emigración gitana que vino de la India.

Otros opinan que el término “danza oriental” no aparece hasta el siglo xx, como una forma de dar más dignidad a lo que eran bailes tradicionales. Pero la danza como expresión corporal y emocional ya había dado sus primeros pasos de la mano de la humanidad. Cien regiones se atribuyen la maternidad de la danza del vientre, pero lo único claro es que esta danza mestiza tiene movimientos esenciales y primarios que encontramos en una multitud de culturas distintas.

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Mientras las religiones fueron politeístas, es decir, que adoraban a varios dioses, la danza se asocio con la vida. Pero esta visión cambiaría con la llegada del cristianismo. La actitud de la naciente iglesia cristiana hacia la danza fue, como poco, ambigua, cuando no abiertamente hostil. Incluso en la politeísta Roma, ya en el año 150 a.C, se cerraron las escuelas de danza porque se consideraba esta actividad un peligro social.

Casualidad o no, según se iba instaurando una sociedad en la que las mujeres tenían un peso menor, el baile iba perdiendo consideración. El camino hacia la transcendencia ya no pasaba por el cuerpo.

También es necesario comentar la relación entre islam y danza oriental. La danza oriental florece en muchos países de cultura árabe y religión musulmana, aunque también es cierto que podemos encontrarla en lugares donde una u otra característica no se da. Por ejemplo ni Turquía ni Irán son de cultura árabe; y en Grecia y los Balcanes la religión dominante ha sido desde hace mucho tiempo la cristiana ortodoxa. Todos estos países tienen bailes folklóricos con similitudes a la danza oriental. Hay que señalar, que el islam prohíbe como tal la música, por tanto, tanto ésta como la danza quedan en el terreno de lo laico, y en regímenes más fundamentalistas, en el de lo prohibido.

La danza ha sido algo que gobiernos e Iglesias han considerado subversivo. Porque ¿hay algo más liberador que moverse y expresarse al ritmo de la música?

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Hacia el siglo XVIII,en el mundo occidental, comienza a ponerse de moda un cierto gusto por lo exótico y lo oriental. Pintores, poetas, periodistas y músicos se adentran en un mundo que ellos consideran salvaje y exótico.

Como la representación de la figura humana está prohibida por el islam, el arte de los orientalistas suponía el primer testimonio a ojos de Occidente de la vida en el mundo árabe. Un testimonio a veces filtrado por los condicionamientos culturales de los artistas.

De toda esta iconografía que los pintores y literatos orientalistas crearon, nació un estereotipo sobre el papel de la mujer en Oriente Medio, así como la representación de las danzas que todavía hoy está presente en las fantasías populares y que se puede resumir en una mezcla ramplona de harenes suntuosos, odaliscas seductoras y erotismo basado en fantasías de posesión.

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Hace siglos, los bailarines, músicos y cantantes eran esclavos. Aunque este estatus luego cambió los intérpretes nunca escaparon totalmente del estigma atribuido a su profesión dentro de los países árabes.

En Egipto existían dos tipos de bailarinas: las ghawazee (significa forasteras, se piensa que provenían de la India o Persia) que bailaban al aire libre o en el campo, normalmente para audiencias de clase social baja. Actuaban con un pequeño grupo de músicos que solían incluir mizmar, nay y tabla. Según algunos autores, tienen el mismo origen que las gitanas. Según otros, no tienen nada que ver con éstas ni con las bailarinas faraónicas.

Las gawazi son definidas por algunas/os profesoras/es como las “bailarinas públicas del Medio Saidi”. Y claro. Los instrumentos de su música están ligados a ese estilo y los movimientos están muy relacionados también. Si bien las gawazi nunca recibieron un trato igualitario en la sociedad egipcia, hubo peores momentos que otros. Desde el siglo XVIII hasta el siglo XIX fueron perseguidas, desterradas y muchas de ellas fueron asesinadas. Pero desde principios del siglo XX comenzaron a estabilizarse y repoblaron Egipto, adoptando características y hábitos que les permitieron mezclarse con las mujeres egipcias. Su vestimenta mutó, lo mismo que su danza.

Y por otro lado las awalim (significa mujer versada en artes) eran más respetadas y además de bailar, cantaban y recitaban poesía. Normalmente actuaban en casas de ricos. Los músicos eran: nay, oud, kanoon y tabla. En ambos casos la danza era improvisada.

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En 1926 Badaia Al Masabni abrió en el cairo el Casino Ópera, por el que pasaron las mejores bailarinas de la GOLDEN ERA. La danza oriental se coló en el cine egipcio. Estas bailarinas instauraron los fundamentos de lo que hoy conocemos como danza oriental, las coreografáis, vestuario, posicones de brazos, el velo y un largo etcétera que ha ido avanzando hasta lo que conocemos hoy en día.

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Tristemente a día de hoy, esta danza en uno de sus lugares de origen, El Cairo, está siendo repudiada debido al ascenso al poder de los partidos islamistas radicales. 

Actualmente la danza oriental se ha expandido a nivel mundial, adaptándose a los estilos nacionales de sus intérpretes pero sin dejar de lado su esencia. 

 

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Danza y religión

Los orientalistas

Las bailarinas egipcias

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